lunes, 2 de junio de 2008

Despidiendo a un grande


Llevaba la idea de dedicar esta semana a comentar las fotos que hice en una escapada rápida al Salón del Automóvil de Madrid (casi ni me di cuenta de que había azafatas) sin embargo hoy amanecemos con algo que deja de lado todo lo demás.

Ha muerto Yves Saint Laurent.

Ha muerto el segundo gran renovador de la moda femenina (tras Coco, que estrenen la película...), un genio, alguien que incorporó el smoking al armario, que supo limpiar las formas hasta elaborar una elegancia constante y coherente, que integró como nadie el arte en sus prendas, que consiguió ser siempre reconocible (esto si que es difícil).
Voy a decirlo más claro: Era hasta hoy el último representante vivo del nacimiento de la MODA moderna.

Supongo que empezó a morir el día que vendío su enseña al Grupo Gucci (con un gran Tom Ford como bandera que llegó a hacer sombra al ajado argelino). Ese día dejó de llevar las riendas de su atelier que siempre se había identificado por el detalle. Nada fue igual tras esa integración. Yves trató de mantenerse optimista y alegre, y cerca de sus colecciones pero finalmente tuvo que desatender su propio sueño.

Desde que le echaran (más o menos) de la casa Dior comenzó una carrera meteórica que le llevó a vestir a las más grandes. Le recordaremos por aquella exposición en el Metropolitan de New York, por una Catherine Deneuve soñada dentro de sus prendas, por Schiffer en su despedida, por Laetitia Casta cual ninfa vestida de flores.

Pienso en Pierre Berge, el talento del que está en la sombra, su amante y socio, el que hizo del arte un objeto de deseo. Pienso en todos los grandes genios que pasarán por la vida sin que les reconozcamos por que no tuvieron un Berge.

Pienso en cómo el hombre trasciende a la marca, cómo la marca perpetúa al hombre.

No, no hemos puesto la foto de ningún desfile, sino la imagen oscura autorreferente de Yves retratado por Warhol (otro gigante).

Hoy estamos tristes.

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