Hoy se habla de este número de GQ ( a cuyas lecciones de estilo hacía reverencias Patrick Bateman) en el que luce bañador Cameron Díaz. Para nuestra sorpresa se está estableciendo cierto debate sobre el uso del PhotoShop en estas fotos.
Un servidor piensa, que como la cirugía (saludos al Dr. Rey), el PhotoShop está al servicio del equilibrio universal. Me explico. ¿Es necesario ver si "la" Diaz tiene piel de naranja? Creo que no. Es más, prefiero no saberlo. Es decir, las estrellas son más bonitas cuando lucen que cuando no lo hacen. Ahora corren tiempos en los que parecen proliferar publicaciones donde se muestra lo peor de los famosos (eh, Ro?) y tiene sentido en tanto que la ostentación del stablishment ha creado un abismo con la sociedad que es necesario romper.
Decía, el photoshop como la cirugía. Pues bien, como ésta también tiene límites. Y si, me refiero a Cher o a Jackson (que hoy aparece en un ranking como al que más se le notan las operaciones). Y esa lista ha dado en el clavo. Un ejemplo extraño del modificador de imágenes es la última campaña de Sharon Stone para L'Oreal (de la insigne Betancourt, que recuerda a L'Empreratrice de Sulitzier). He de confesar que tuve que alejar la revista para asegurarme que la protagonista de la campaña era la misma que la de Instinto Básico.
Y eso no es bueno.
1 comentario:
Of course, querido Yak...
Podría decir que el 100%... bueno por si acaso, vamos a decir el 95% de la revistas que se publican las celebrities están tocadas.
Como si de la habilidosa mano del cirujano se tratara, los pinceles y tampones de Photoshop, cabalgan sobre los pechos, gluteos y demas zonas cárnicas que deberán a aparecer; lisas y turgentes, aumentadas o reducidas.
Aunque he de decir que prefiero esta "retoucherie reversible" que ver en vivo esa absurdos labios de pato, pomulos desmedidos, nariz jackson que acaba deformando caras y mentes.
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