Quien dice que "Sevilla tiene un color especial" no se equivoca. Es uno de los lugares con más sabores del mundo, un oasis de vida donde perderse.
Allí pasamos el fin de semana. Como bien nos dice la Junta de Andalucía podemos resumir los días pasados con dos palabras "De lujo". Apoyado en la barra de un bar (de estos donde bebes y comes barato y en un ambiente inmejorable) vi unos números escritos con tiza y no pude más que sacar mi celular y hacer la merecida foto para recordar estos momentos.
Como buen tecnófilo sigo las tendencias en comunicaciones y aplicaciones técnicas. Sin duda es tán sirviendo para facilitar la vida de todos nosotros. Pero este bar, taberna, no era 2.0, ¿O si?
Es evidente que los dueños podrían colocar unas cajas en las que hacer las cuentas y amortizarlas en muy poco tiempo pero ¿Pa qué? Para qué acometer un cambio si puedes perder más de lo que ganas.
En mi caso, ya ven, una foto. Y mi devoción permanente por un lugar aferrado a lo mejor de su marca y posicionamiento, la tardición. Es decir, las personas que entran en ese lugar esperan detalles como ese. Les da sabor.
Y ese "sabor" no lo puede crear una campaña de márketing, sólo los años se lo regala al que lo merece.
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